sábado, 7 de abril de 2012

Extracte d'un somni 1 (01/02)

Bueno, a modo de "presentación" sólo puedo decir lo que el título hace obvio, es un sueño, el sueño de esas noches de luna llena en la que se te ocurre que puede suceder cualquier cosa, aunque en el fondo...muy escondido por ahí, desearías que algo parecido o similar te sucediera en esa vida "monótona" de una persona normal. Simplemente tengo que decir, todas las vidas son normales, y es por eso que son dignas de llevarlas a un libro.No tiene nombre, aunque estoy segura que se lo pondré algún día...de todas formas, es un escrito muy especial, espero que os guste ^^
" Mertin esperaba en una de las mesas del café que estaba en la Plaça Sarrià, a un costado de la Església de Sant Vicenç de Sarriá, al encantador estilo gótico que caracterizaba al barrio, olvidando toda esa moderna urbe que era la Nueva Barcelona. Ese era el corazón de lo que Barcelona encerraba en cada puerta, misterio y un juego endemoniadamente angelical. No era demasiado lo que llevaba esperando, apenas unos minutos sentado frente a su capuccino humeante que emitía estelas de calor en medio de ese frío invierno de Febrero.
Palpó sus bolsillos buscando la forma de una pequeña caja, ni muy grande ni muy pequeña, perfecta para su contenido. Aún recordaba cómo es que lo había pensado todo, cómo es que la idea se había formado en su cabeza. Una sonrisa de felicidad se le dibujó en el rostro. Nadie podría expresar la alegría con que recordaba haber vendido su último lienzo, las veces que había implorado a un ser llamado Dios y las noches en vela, forzando sus ojos por continuar. Cada y uno de sus esfuerzos tenían cifrado un nombre, una promesa y una ilusión.
Por tercera vez en esa tarde, moldeó entre sus dedos el contenido de su bolsillo, tranquilizando el iluso pensamiento de que desaparecería en cualquier momento. Aunque sonara increíble, era la única forma de controlar todos sus nervios.
Entonces, con la brisa del viento le llegó el olor a jazmines y lavanda que tanto conocía, justo detrás de sus hombros.
-¿Tardé mucho?- dijo Candice de forma dulce y suave. Mertin se incorporó de la silla para verla y regalarle una de sus mejores sonrisas.
-No mucho, pero pese a eso sabes bien que siempre estoy extrañándote- Candice no dijo nada en respuesta, eludiendo esos cumplidos de forma elegante, tan sólo como ella sabía hacerlo.
La relación con su "amiga" no era ni normal, ni extraña, había pasado mucho tiempo ya desde que él le había confesado sus sentimientos, sin embargo, ella aún no le daba respuesta alguna sobre ellos, pero bien sabía Mertin que ella le correspondía, de lo contrario...se hubiera alejado. Ese era el problema, Candice no era como las otras, era como Barcelona, un manojo de misterios y secretos.
Pese a todas esas preguntas, Mertin salía con Candice siempre que podían, iban a tomar café como ya era de costumbre para luego pasear en esas interminables calles que poseían demasiados secretos. No obstante, nunca la había besado, tan sólo muy cerca de la comisura pero nada más, ni siquiera una reacción por parte de ella. Nada.
Quizá podría considerarse una indiscreción lo que iba a proponerle, de hecho hasta el la tachaba de esa forma, ellos no eran "algo" y es que ahí venía la pregunta del millón: ¿qué eran realmente? Esa duda le atormentaba desde hace varios meses, tanto como puede amedrentar a un corazón enamorado.
Charlaron poco, hablaron de las pinturas alternas de él y lo ocupada que estaba últimamente ella. Era curioso, se los mejores amigos no resultaba tan alentador pero tampoco era un rechazo, representaba un limbo entre alegrarse por quererse, o llorar por una oración inconclusa. Cualquiera diría que ella estaba jugando con él, pero no, ella no era así ¿verdad?
-Bueno, me parece que estas últimas semanas tendré más tiempo, no sé, unos espacios en la agenda, una tarde de un jueves y quizá un sábado completo. No sabría decirte con exactitud. Si es así ¿te gustaría ir a la Sagrada Familia? Dicen que adentro hay una colección de representaciones religiosas muy bellas, quizá puedas explicarme un poco de esa clase de arte- le dijo Candice, como siempre, sin sospechar lo que se hacía una encrucijada en la cabeza de Mertin.
Mertin quería decirle que sería grandioso, que un minuto a su lado se convertía en lo más maravilloso del mundo, pero por impulso de quién-sabe-qué, dijo algo que nada tenía que ver con la Catedral.
-Candice, tengo que proponerte algo importante- lógicamente ella se quedó perpleja, pero como si no lo hubiera notado, respondió.
-Claro, ¿Qué pasa, Mertin?- Él se maldijo por dentro por saber que ella era perfecta y no tomar en cuenta que su carácter era suspicaz.
Quiso decirle que no pasaba nada, que había escuchado mal, decirle que se sentía un poco agotado e irse lo más pronto posible, quiso que un meteorito cayera desde el cielo y lo aplastara en ese segundo. Pero claro, ninguna de sus dos posibles escapatorias llegaría a realizarse, no porque fueran imposibles, no, sino porque Candice no le dejaría ir tan fácil.
Con lo poco de valor que poseía, tomó aire pausadamente, contó hasta tres y aclarándose la garganta, sus labios hablaron solos.
-Lo que tengo que decirte no es fácil, no sé de dónde saco valor para hacerlo pero no me lo puedo callar más. Candice, somos amigos, los mejores amigos, pero no me es indiferente que tú sientes cosas por mí al igual que yo siento por ti. Ha pasado tiempo desde que te confesé mis sentimientos, pero no me dijiste nada, me dejaste sin respuesta alguna. No sé a veces qué es lo que piensas cuando me miras, o cuando me sonríes, no lo sé; y tampoco sé qué es lo que sientes tú cuando te miro, cuando te sonrío o cuando simplemente sabes que nos hemos comportado como si fuéramos "algo más". Para tener la máxima felicidad se necesitan dos personas, porque este mundo fue hecho para dos...- poco a poco, a la velocidad de sus palabras, sacó la pequeña caja cubierta de terciopelo azul, mostrando su contenido para la única persona a quién le fue destinado ese regalo.Inexplicablemente Candice empezó a llorar de forma silenciosa -...y es por eso que te pregunto ahora ¿Quieres ser feliz conmigo?-
A Mertin le sorprendía que Candice reaccionara así, tenía dos opciones. La primera: ella lloraba de felicidad y no conseguía articular el "sí quiero", o la segunda: no sabía cómo decirle que no. Trató de ser positivo, de aferrarse con todo el corazón a la primera opción, pero era tan difícil predecir lo que haría Candice después de dos segundos. ¿Qué tendría que hacer ahora?
-Candice...yo...- comenzó a balbucear, pero con el misticismo que la caracterizaba ella limpió sus lágrimas y le sonrió débilmente, puso una mano encima de la caja cerrándola y después de retirarla, se incorporó.
-Será mejor que me acompañes-
Ni un "por favor" ni mucho menos con su voz suave, nada, sonaba a una orden, quizá porque eso era...una orden. Si bien es cierto, no tenía nada que ver con lo que le había hablado él, ella parecía haber "olvidado" ese lapso de tiempo en el que él le había expuesto sus sentimientos. ¿Sería un sueño acaso? ¿Esa clase de sueños en los que nada tiene sentido y sólo tienes que seguirlo? "Mertin, si estás soñando, despierta" se dijo silenciosamente, pero como era lógico, no despertó. No podía serlo tampoco, el frío era real, la caja era real, el dolor asfixiante del pecho lo era, no podía ser una fantasía.
En contra de sus deseos, mustió después de un doloroso suspiro -Vale, yo te sigo- y como prometió, no perdió de vista sus pasos.
La Plaça de Sarriá estaba "alejada" de todos los monumentos grandes de Barcelona, era uno de esos escondrijos agradables y pacíficos donde muy pocos iban a hacer ruido, más era pacífico y silencioso. Candice caminaba sin girar la cabeza, confiando plenamente en que Mertin le siguiera a lo largo del Passeig de la Bonanova, no se imagino adónde iban, tampoco es que quisiera saberlo; sólo tenía los deseos desesperados de que su vida acabara en ese mismo instante. Veía los coches pasar de un lado a otro, sin rumbo fijo, a saber qué es lo que sus ocupadas vidas tenían que hacer en ese preciso instante.
A diferencia de otras veces, ni uno ni otro quería romper el silencio que reinaba entre ellos, quizá por tres razones claras: por miedo, por miedo y por miedo. A Mertin le recorrió ese desagradable pensamiento desde el sacro hasta el atlas y pensó temerosamente "Tengo miedo de perder a las personas importantes para mí, peor aún si se trata de la persona a la que amo...mi problema es...¿qué hacer?".
Amar, una palabra tan corta y significativa, no es que fuera el dolor del amor lo que le sucedía, al contrario, era el amor al dolor lo que estaba experimentando con ese sabor desagradable de su boca que se había empezado a formar al estar tan inquieto. Simplemente Mertin lo sabía, sabía lo lejos que habían llegado sus sentimientos hacia ella, sabía que ahora no sólo se había convertido en su mundo, sino que se asemejaba a todo su universo.
Sorprendentemente llegaron a la Plaça de la Bonanova. ¿Tanto habían recorrido? Mertin no conocía Barcelona del todo, pero al menos era consciente de cuánta era la distancia desde un punto a otro, se sorprendió al no encontrar indicios de cansancio en su cuerpo, y tampoco en el de Candice. Cuando pensaba, el tiempo se esfumaba sin dar aviso. Pero pese a toda esa incógnita, algo peor le estaba sucediendo a sus sentidos, ¿por qué, Candice, había elegido ese lugar? No era un lugar silencioso como la Sarrià y mucho menos privado. Estaban casi para tomar el Passeig de Sant Gervasi, Mertin no cabía en su asombro.
Vio que ella se acercaba a la Església de la Bonanova, esto debería ser una broma, había cruzado la calle y se acercaba a la parte trasera del edificio, empezaba a sentir la sensación de un mal presentimiento, no podía ser verdad."

Y bueno, hasta aquí está la primera parte de "mi sueño" si es que podría llamársele así. Tengo que aclarar que algunos diálogos han sido meditados antes de escribirse y también un poco influenciados de algunas personas. Gracias por leer ^^.

lunes, 13 de febrero de 2012

El millor dia sempre

Me he puesto a pensar muchas cosas, cosas que quizá a veces no tienen sentido y probablemente a nadie le importe pero las cosas se ven de distintos puntos de vista. Hace unos días estuve pensando en las cosas que me pasan, en las cosas que suceden a otros y otros más que no conozco. Quizá es cierto que la gente cambia, que todos tenemos un punto filosófico que raras veces sacamos, y creo, este es mi momento filosófico.

Hemos visto gente llorar, gente morir, día a día salen en las noticias, siempre hay problemas en este mundo, no porque nosotros los hagamos (algunos sí) pero tampoco es razón de echar la culpa a otros; basta respirar el mismo aire para decir que sí es nuestro problema, necesariamente.

Ha estado lloviendo, y como yo acostumbro a hacer cuando llueve, pensar un poco. Canciones de Mac Miller, algunas otras de Reik, un par de Camila, Michael Jackson, Mago de Oz y de más. Tengo un repertorio amplio. Veía a la gente caminar con prisas, cubriéndose con lo que podía sin dejar de preocuparse que su pelo o sus ropas se mojaran. Los poetas, las musas, los autores y cantantes recitan que aman la lluvia y sin embargo se cubren de ella. No me sorprende, si son capaces de ignorar el llanto de un niño, lógico es que no les preocupen las lágrimas del cielo. Ves al mundo a tu alrededor, guerras, hambre, dolor, política, calles plagadas de pobreza. ¿No nos damos cuenta, acaso?

Seguí caminando, en uno de esos días en que no me interesa qué hora es, que pasen los segundos pero aprovecho eso para darme cuenta que el mundo en el que vivo ahora no es el mismo que conocieron mis padres, mis abuelos y mis ancestros. Una estela de humo negro me llenó los pulmones y volví a caer en la misma idea, no es igual. Dejé que la lluvia me mojara un tiempo, poco importaba si contraía un resfriado luego, quería sentirme viva en esta ciudad. Ciudad de sombras, de desconocidos, de gente que veo gris y no comprendo. ¿Qué me está pasando?

Me senté en un banco solitario, algo empapado he de decir, aún pensando en distintas cosas. Fijé mi vista en una niña de quizá unos 3 o 4 años, tenía un vestido de invierno algo grande para su edad, iba corriendo haciendo salpicar a toda la gente que iba a su lado, su padre iba detrás de ella con una sonrisa. Yo, sonreí. Pareciera que su vida apenas empezaba, sus pequeños pies ansiaban avanzar y sentirse parte de ese lugar, reconocían el suelo poco a poco, tanteando si era bueno. Su piel aprendía qué era la lluvia, cómo se sentían las gotas en su nariz pero cuando alzó las manos esa visión de felicidad se me resquebrajó. Sólo poseía una mano, la otra no existía, sólo era un espacio en blanco cubierto por un muñón nada bonito. Se me ahogó la respiración.

Tragué saliva sabiendo que esa imagen se me quedaría un tiempo, su padre la veía con los ojos más amorosos que recuerdo y su pequeña hija seguía jugando en el agua. Pensé en todo lo que le esperaría de vida, las cosas que pasaría y posiblemente que cuando llegue a la adolescencia, tendría complejos. Bajé la vista hacia mis manos y ahí estaban ambas caladas por el frío. Una gota de lluvia cayó entre mis dedos y jamás había agradecido tanto porque sucediera. Examiné mis dedos, estaban cubiertos de heridas por cosas que suceden en esta vida, pero en ese momento dolieron mucho más que antes. Para cuando levanté la vista, el padre y la niña se habían perdido en la niebla fría.

Llegué a casa y encendí el ordenador, me conecté a la única canción que ha conseguido traerme a la realidad desde ayer, aún hacía frío. "Best Day Ever" de Mac Miller, no soy partidaria del rap pero tiene algo que hace que mis ojos se cristalicen. Me coloqué los cascos a todo lo que da, ahí entre sombras y gotas de agua dulce escribí las primeras palabras "El millor día siempre..."

martes, 31 de enero de 2012

Incapacitat Romàntica

Hola!, sé que no he publicado hace mucho tiempo, a decir verdad, hace muchísimo tiempo, pero yo escribo no para que me lean, al contrario, para que quien lo lea se lleve una sonrisa y quién no es libre de elegir si hacerlo o no. Gracias de todas formas ^^.

Hace poco estaba escuchando un poco de bachata (hace unos meses yo no sabía ni que existía) y me puse a pensar en este "lío del amor". Viéndolo desde un punto de vista llegar a hacerse un tonto problema que por desgracia no sólo afecta a tu corazón (como si ya fuera poco) sino que también se cuela en tu estómago, se te eriza toda la piel y termina recorriéndote cada parte del cuerpo. Para tu mala suerte, en ese momento no te das cuenta hasta que luego con el paso del tiempo te dices "Fui un reverendo idiota", tarde...unos cuantos meses tarde.

Pero a veces queremos "dominar" esta situación, lanzarte y creer que puedes controlarlo todo a tu alrededor. Pero pierdes, pierdes en esas barajas que él o ella saben usar bastante bien, y es que si vuelves, probablemente ya perderás tu corazón. Apuestas tus sentimientos, tu mente, tus sueños y tus ilusiones. Y como todos sabemos, el amor es una de las pocas religiones que no tienen ateos, porque es un masoquismo bastante configurado para que poco a poco caigas en tu propia perdición.

Y para variar, aparece nuestro momento depresivo, devastando sentimientos; dicen que cuando estamos tristes escuchamos música triste porque nuestro cerebro quiere ser entendido. ¿Quién más podría entenderlo? Pero como ves, no eres alguien con buena intuición. Descuida, no eres el primero pero tampoco el último que pierde, pero de todas formas, ya no sólo perderás tu amor, viene la frase a tu cabeza diciendo "no tienes ganas de vivir, aunque no las suficientes para querer morir"

Yo me pregunto, ¿por qué las personas nos entregamos tanto al amor? Somos capaces de olvidar nuestro futuro, nuestras metas, nuestro país y familias por un sólo suspiro de sus labios, por creer que esta persona será el nuevo amor de tu vida. Somos capaces de ser tan religiosos que ayunamos y no importa el tiempo. Un gato se convierte en un león en contra de miles, sólo por sentirse amado en ese humilde corazón. ¿No suena a drama estilo Romeo y Julieta? Ojalá fuera así, hasta dejamos de creer en un dios para hacerlo en el amor. ¿Cuál es la fuerza que mueve el mundo en todo caso?

Luego, con el tiempo ya es cuando tomas conciencia y empiezas a pedir perdón: "Querido corazón, perdón por tanto dolor; querido estómago, perdón por esas mariposas; queridos labios, perdón por esas palabras tristes, queridos ojos, perdón por todas esas lágrimas; querido cerebro...tenías razón.... Aunque estoy un 99% segura que los humanos caemos una y otra vez con esa piedra -vaya que caemos mucho tiempo-, caemos y ¿qué es lo que decimos al final?

-"Y otra vez...perdí..."-

Sí...perdí...pero voy a empezar de nuevo, si no es por mí será por ti mi amor